Jade

El jade es uno de los piedras preciosas más antiguos e importantes, con una historia que data de más de 7.000 años. Era especialmente apreciado en las culturas china y latinoamericana.

La palabra jade hace referencia a dos minerales diferentes: la jadeíta y la nefrita.

Hasta el 1863 ambas variedades eran denominadas Jade. Fue gracias al minerólogo francés Alexis Damour el descubrimiento que el Jade Chino (Nefrita) y el Jade Birmano (denominada por él Jadeíta) pertenecen a minerales diferentes, pero con propiedades y aspecto similar.

El nombre “jade” tiene su origen del español “piedra de ijada”, que en realidad significa “piedra para el  lateral”. Fue nombrada así después de que los exploradores españoles vieron a los nativos de Centroamérica sosteniendo piezas de jade a los lados, creyendo que podría curar enfermedades. Los chinos se refieren al jade como “yu”, que significa “celestial” o “imperial”. Por ello, es considerada la gema imperial en la cultura china.

Jade Nefrita es el más abundante. Es una variedad de tremolita o de actinolita, de tonos verdes cuando tiene hierro, y de tonos blancos cuando tiene magnesio. La palabra nefrita proviene del griego “nephrus”, que significa “riñón”, ya que se asociaba a la cura de enfermedades renales.

La jadeíta es un mineral de piroxeno y puede presentar varios colores, verde, blanco, amarillo, rojo, marrón, naranja, azul, negro, rosa y violeta, dependiendo de los otros minerales que pueda contener. La jadeíta más valorada es la de color verde esmeralda y suele llamarse jade imperial.

Piedras que se puede confundirse con jade

Maw-sit-sit, (cloromelanita) conocida también como jade albita, recibe su nombre en honor al pueblo en el que fue descubierta en Birmania, está estrechamente relacionada con el jade.

Serpentina se ve similar al jade, pero la serpentina es más suave, menos densa y se siente grasosa al tocarla.

Aventurina verde, la cual se vende erróneamente como “jade indio”. Se distingue por pequeños inclusiones de mica fucsita